domingo, 26 de septiembre de 2010

¿Y los valores?

Aquí vengo con otro de mis trabajos, este fue un Artículo de Opinión para finalizar la materia Humanismo Cristiano. 



¿Y los valores?
Hoy en día vemos como cada vez más en forma fugaz nos van diciendo adiós los valores primordiales en las personas. ¿O es que se están modificando para adaptarse a los tiempos actuales? Pero ¿Cuáles son los tiempos actuales?.
Vivimos en una sociedad enferma, machista, consumista y somos incapaces de ser felices, la vida nos propone una opción para ser felices la que no es muchas veces la que deseamos tener, nos angustia y nos deprime vivir con lo justo y necesario. Vivimos inconformes preocupándonos por cosas que la verdad no son importantes para vivir en armonía. En estos momentos de crisis económica es cuando reconocemos que nuestro ritmo de vida estaba marcado por el consumismo, materialismo e individualismo.
La sociedad está enferma, todos queremos ser mejor que los demás y nuestro físico nos preocupa constantemente. Ya no sabemos apreciar la belleza interior y los valores morales se han perdido totalmente. Es algo indiscutible, ya no hay moral en las personas y si las hay es muy poca.
Queremos ser perfectos y encima  pretendemos que las personas que nos rodean también lo sean. Buscamos el éxito fácil, que no conlleve ningún tipo de responsabilidades. Pretendemos siempre, salir a flote aunque ello suponga hundir a la persona que más no ha querido y apoyado siempre.

Con el deseo de mejorar la sociedad en que vivimos, debemos formar personas comprometidas, limpias y sanas para que en el futuro puedan servirla, inculcando a nuestros hijos y a otros hijos de nuestro entorno, los más altos conceptos sobre los valores morales y espirituales en los que se basa la educación y dentro de ella, inducir a los niños y jóvenes hacia el respeto. Guiadas hacia una Nueva Sociedad personalista y comunitaria que tiene como centro de sí a la persona. Una ideología que considera al hombre un ser subsistente y autónomo, esencialmente social y comunitario, un ser libre, un ser trascendente con un valor en sí mismo que le impide convertirse en un objeto.
Un ser moral, capaz de ser plenamente feliz y amar, de actuar en función de una actualización de sus potencias y finalmente de definirse a sí mismo considerando siempre la naturaleza que le rodee. Cuando recapacitemos y reflexionemos si realmente vale la pena tanta frustración cuando Dios nos pone en el camino tantas cosas maravillosas para disfrutar de ellas. Cuando seamos capaces de apreciar las pequeñas cosas de todo los días, que la verdad son las cosas más grandes que tenemos, el brillo que el sol refleja en el mar, el ruido que las piedras producen en la arena, el canto de las aves, el viento en la cara, el ruido que producen las olas del mar, la risa de un niño. Será solo entonces cuando aprendamos a ser felices, a querernos como somos, ayudarnos, apoyarnos y sobre todo sepamos apreciar la belleza interior de las personas que nos rodean.
Es entonces cuando le diremos Adiós a esta sociedad tan poco humana y darle una nueva Bienvenida a la sociedad tan deseada llena de valores.




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